jueves, 27 de septiembre de 2012

MDQ, lugar de encuentro

Qué lindo que es estar en Mar del Plata. Y en alpargatas. O en ojotas. O como sea, lo lindo es estar en Mar del Plata, pero a mí no me gusta en verano. Me gusta en invierno. El frío sobre mi cara. Además la ciudad es hermosa en invierno. No sé porque a todos les gusta más en verano. O será tal vez que porque a todos les gusta en verano a mí me gusta en invierno. Es que el color es distinto, la calle es distinta, hasta la gente es distinta en invierno. Quienes trabajan allí están menos alocados, más tranquilos sin agotamiento acumulado. Conseguir departamentos en Mar del Plata es mucho más fácil en invierno que en verano. Y ni que hablar del precio. En invierno es regalado. En verano… bueno, la realidad es que en MDQ se consigue de todo. Nunca nadie se va a quedar sin lugar en Mar del Plata. Es tan grande que siempre hay un espacio disponible, algo que no se alquiló, que falló de último momento. Soy fanática de los churros de Manolo. Y en invierno el churro con dulce de leche tiene otro gusto. No es lo mismo en verano con el calor que en invierno acompañado de un delicioso y calentito submarino para atenuar las circunstancias. Claro, uno no se va a meter al mar y no por el frío del agua, sino por el viento que pega afuera. Pero a mí el mar me gusta para verlo. Contemplarlo y sumergirme en las cavilaciones más profundas mirando al horizonte y las profundidades del océano para que emerjan los pensamientos y sentimientos más tranquilos. Despejarme. Tranquilizarme y volver al ajetreo de la ciudad más calmada. Con otra paz y con otro carma. De una maner distinta. Eso es Mar del Plata para mí. Un lugar donde me encuentro.